La Dama de Elche es un busto íbero tallado en piedra caliza que se data entre los siglos IV y V a. C. Mide 56 cm de altura y tiene en su espalda una cavidad casi esférica de 18 cm de diámetro y 16 de profundidad, que posiblemente servía, para introducir reliquias, objetos sagrados o cenizas como ofrendas al difunto. Otras muchas figuras ibéricas de carácter religioso, halladas en otros lugares, tienen también en su espalda un hueco y, como la Dama, sus hombros se muestran ligeramente curvados hacia delante.
La pieza se encontró cerca de Elche (España), donde existe un montículo que los árabes llamaron Alcudia (montículo) y que en la antigüedad estaba casi rodeado por un río. Se sabe que fue un asentamiento ibero denominado Helike (en griego) y que los romanos llamaron Illici Augusta Colonia Julia. Cuando llegaron los árabes, situaron la ciudad más abajo, en la parte llana, conservando el topónimo romano de Illici, que fue arabizado por el sonido elche.
Su indumentaria es totalmente íberica. Lleva una túnica azul de fino lino, mantilla sostenida por una peineta (que puede parecer una tiara), que cae atravesada sobre el pecho. Esta mantilla era rojiza y en ella aún quedan restos de pintura gastados. Sobre la mantilla, un gran manto (albornoz) de tela gruesa y pesante la cubría. Era de color marrón con un ribete rojo. Los labios conservan también restos de su color rojo. Está hecha de caliza fina, naranja y la cara tiene el color natural de esta piedra, probable color natural de su tez.
Lleva la Dama unas joyas características de los íberos: unas ruedas que cubren las orejas y que cuelgan de unas cadenitas sujetas a una tira de cuero que le ciñe la frente. Unos collares y coronas con esferitas y filigranas. Son reproducciones de joyas que tuvieron su origen en Jonia en el siglo VIII a. C. y que después pasaron a Etruria (Italia). En los últimos análisis se descubrió un pequeño fragmento de pan de oro en uno de los pliegues de la espalda. Esto induce a suponer que las joyas de la escultura estaban recubiertas de pan de oro.
Artemidoro de Éfeso, hombre de Estado que viajó por las costas de Iberia allá por el año 100 a. C., describe a la mujer ibera en un texto que ha llegado hasta nuestros días, y en el que puede reconocerse muy bien la descripción de la Dama de Elche, tal es el parecido:
"Algunas mujeres ibéricas llevaban collares de hierro y grandes armazones en la cabeza, sobre la que se ponían el velo a manera de sombrilla, que les cubría el semblante. Pero otras mujeres se colocaban un pequeño tympanon alrededor del cuello que cerraban fuertemente en la nuca y la cabeza hasta las orejas y se doblaba hacia arriba, al lado y detrás. "
Se descubrió el día 4 de agosto de 1897. Los obreros de la finca estaban realizando el desmonte de la ladera sureste de la loma de La Alcudia, con fines agrícolas. Según la leyenda local, Manuel Campello Esclápez, Manolico, un chico de 14 años (este dato discrepa con su certificado de nacimiento) y que ayudaba en las tareas, fue el descubridor. Usando el pico de Antonio Maciá, y aprovechando un descanso de los jornaleros, empezó a excavar.
El lugar donde se descubrió el busto de la Dama es hoy un yacimiento arqueológico donde se han ido descubriendo a lo largo de los años numerosas piezas de mucho valor, iberas y romanas, testimonios de aquellas civilizaciones. Se ha descubierto un poblado ibero-púnico, alcantarillado romano, mosaicos, murallas y casas romanas y hasta los cimientos, un mosaico y una lámpara con la efigie de San Abdón, pertenecientes a una basílica cristiana que se supone del siglo V. Este último testimonio arqueológico está respaldado por los códices de los concilios de Toledo en donde se habla de los obispos asistentes procedentes de Illici (Elche).
Los obreros agrícolas del doctor Campello de Elche se hallaban tomando su almuerzo, mientras el zagal Manolico seguía en el terraplén del montículo de La Alcudia. En un golpe de azadón se dio cuenta de que topaba con algo duro que no era tierra (se puede ver aun la marca del azadón). Llamó a los hombres y entre todos empezaron a escarbar la arena. Así fue cómo apareció el busto de la Dama de Elche. Desde ese momento fue bautizada por Manolico como reina mora
Esta versión, sin embargo, difiere del informe oficial redactado por Pedro Ibarra el 14 de agosto del mismo año. Según este informe fue Antonio Maciá quien dio con su pico con la Dama.
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